¿Tenemos profesores nativos?

Esta es una pregunta recurrente que recibimos en los centros de enseñanza de idiomas, aunque cada vez menos (la verdad sea dicha).

Nuestra respuesta es no, aunque no lo descartamos.

Hemos recibido distintas referencias de personas ofreciéndose para trabajar, algunas de ellas de nativos, y otras no. Y suponemos que esto seguirá siendo así. Pero, ¿hablar bien un idioma es condición suficiente para enseñarlo adecuadamente a quienes no lo hablan y pretenden hacerlo, como segunda lengua? ¿Podríamos entonces quienes hablamos correctamente español -y simplemente por ese hecho- ser buenos profesores de español como segunda lengua? Y más aún, en esos otros países ¿los padres solicitarían gente como nosotros para enseñar a sus hijos?

Encontramos en la web un artículo de una colega que trata el tema con mucho respeto. Puedes leerlo pinchando aquí.

Tenemos muy claro que un correcto manejo de la lengua es imprescindible para su enseñanza, pero eso no exige que además sea la lengua materna del que enseña. Evidentemente los native speakers tendrán esta faceta bien cubierta. Por eso están resultando excelentes auxiliares de conversación en muchos colegios que se han sumado al proyecto bilingüe. En realidad por eso y porque en la mayoría de los casos ese pretendido bilingüismo es falso, y los auxiliares pasan a ser el único contacto serio con la lengua pretendida, pero como práctica y no como recurso primario de enseñanza.

Por estas cuestiones, y algunas otras ya que es un tema largo, nosotros entendemos que lo que sí es indispensable es estudiar muchísimo, practicar con esfuerzo y, según nuestra experiencia, viajar a los países de habla inglesa (en nuestro caso porque es el idioma que enseñamos).

Y añadimos que nunca hay que dejar de lado dos aspectos trascendentales en el proceso: la metodología, y el propio proceso. Sobra explicar el motivo de contar con un método pedagógicamente adecuado. Y por cierto, en esto nadie es nativo. Pero sí destacamos que cuando se trata de un proceso en el cual una persona procura adquirir habilidades en una segunda lengua, será siempre un punto a favor que quien le enseñe haya superado un proceso similar de manera exitosa. Este enfoque "empático" del problema cobra especial relevancia a la hora de superar dificultades comunes en dicha evolución, como determinadas pronunciaciones, o el entendimiento de ciertas diferencias gramaticales, por mencionar algunas, entre la lengua materna y la que se aprende.

Finalmente, esta Academia es el ejemplo viviente de que el tema es, cuando menos, opinable y no tiene una solución única. Llevamos desde 1990 con este enfoque, en dos países diferentes, y los resultados nos acompañan.